sábado, 7 de septiembre de 2013

Licenciado José Cecilio del Valle (Prócer de la Independencia)

Licenciado José Cecilio del Valle

LICENCIADO JOSÉ CECILIO DEL VALLE
(Prócer de la Independencia)

Nació en Choluteca, Honduras, el 22 de noviembre de 1780. Hijo de don José Antonio Díaz del Valle y de doña Gertudris Díaz

En Guatemala hizo sus primeros estudios en el colegio de Belén, y después estudió en el colegio Tridentino, terminando su carrera de leyes en la Universidad, cuando alcanzaba la edad de 23 años. Fue un hombre de grande y reconocida cultura. En el gobierno colonial fue Auditor de Guerra, y como tal le correspondió abrir dictamen en la Junta del 15 de septiembre de 1821, y esa vez opinó que previamente debían ser consultadas las provincias, sobre si se adopta la Independencia. No se aceptó su tesis y se proclamó la Independencia ese día. Después, en la Junta Provisional, se opuso a la anexión a México. Fue electo diputado por Tegucigalpa u Chiquimula al Congreso mexicano. Iturbide ordenó su prisión y después lo nombro Ministro de Relaciones.

Falleció en 2 de marzo de 1834, en Corral de Piedra, Guatemala.

LA DISCUTIDA FIGURA DEL PRÓCER DE LA
INDEPENDENCIA, JOSÉ CECILIO DEL VALLE

Las grandes figuras de la independencia de la América Central, son discutidas, más y más con el transcurso del tiempo; y aunque parezca un contrasentido, no conocemos aún la exacta interpretación, justa, desapasionada y veraz que haya logrado fijar la posición exacta de algunos de los varones que en una u otre forma contribuyeron a darnos la nacionalidad. Son tan variados los comentarios que se han escrito sobre nuestros próceres, que el estudioso de la historia patria tropieza repetidamente con una serie de problemas que le impiden definir cuál fue la verdadera actuación de los hombres que se movieron durante la época de la independencia, ya que la mayoría  de los historiadores dominados en sus relatos por la pasión partidista, y así las imágenes de algunos de aquellos hombres aparecen con tintes que ha formado la amable o la implacable descripción.

A esa penosa circunstancia se debe el que las nuevas generaciones no pueden medir con equidad y justeza a los hombres ilustres del siglo XIX, y que sucesivamente se ven obligados a repetir lo que sobre la magna efemérides expresan tan fría y pobremente nuestros textos de historia.

El recuerdo de la emancipación ha seguido transcurriendo cada año sin más novedades que dudoso valor sustantivo de las exaltaciones en los discursos, frutos obligados de un compromiso por llenar, especialmente en los aspectos oficial o político, conforme las inclinaciones dominantes en el medio, Y son tan disimiles las apreciaciones o criterios que sustentan los oradores sobre tal o cual aspecto de la independencia, o en particular sobre los hombres que en ella intervinieron, que si se consultan o analizan sus conceptos, dificulta su interpretación aun a quienes se sienten atraídos por esa clase de discursos.

Una de las figuras próceres más discutidas es indudablemente la de don José Cecilio del Valle, político, estadista, sociólogo, escritor, jurisconsulto. Así como se le ha enaltecido dándosele el honroso título de sabio, se le ha combatido con los calificativos más duros, al grado de que algunos historiadores le niegan el derecho a que se le llame prócer de la independencia. Lineas adelante citaremos esos casos concretamente para que el lector a quien atraen las citas históricas conozca los pareceres de quien han opinado en ese sentido.

Lo exacto es que la actuación de Valle, concretándonos al período de la independencia, aparece en algunos aspectos con rasgos nobles y de una tendencia patriótica bien definida, para unos, para otros, sus actitudes son tendenciosas y bien calculadas en sus diversos alcances. En el primer caso, podrá observarse que Valle tomó a su cargo la redacción del Acta de Independencia tan pronto como termino la junta del 15 de septiembre, posiblemente porque dentro de los ilustres varones que en esa fecha se habían congregado en palacio, no hubo quién quisiera redactar un documento de tanta responsabilidad en los momentos difíciles que siguieron a la proclamación, suceso que se comprueba con el hecho de que en la sala de seciones quedaban solamente trece personas de las muchas que allí se habían congregado, además de Valle, quien trabajó durante todo ese día y parte del siguiente en la redacción del Acta de Independencia, a la que se llama la fe de nacimiento de la nueva patria; sin él se habría retrasado la publicación de aquel documento importante, al que el propio Valle hizo finalmente enmiendas entre lineas, las que conforme a su parecer eran necesarias.

Acta de la Independencia de Guatemala
"Yo tuve el honor -dijo del Valle- de haber escrito el acta memorable del 15 de septiembre de 1821, la primera de nuestra independencia y libertad, recibida con entusiasmo por los pueblos de esta nación y reimpresa con elogio en otras".

En el segundo caso que hemos citado, se ha escrito que Valle dio una redacción antojadiza a la citada acta, especialmente al artículo 3ro. que expresa que:

"para facilitar el nombramiento de los representantes que deben formar el Congreso, se sirvan hacerlo las mismas Juntas Electorales de <provincia que hicieron o debieron hacer las elecciones de los diputados a Cortes"

Esto dio origen a que don Pedro Molina insistiera ante la Junta Provisional Consultiva, el 25 de septiembre de aquel año -1821- pidiendo la reforma del citado artículo, petición que fue aceptada, acordándose "que sólo quedaban pendientes los términos en que debía hacerse". 

Otro punto discutido del acta redactada por Valle, y que denunció Barrundia por lo raro de sus términos, es el artículo 2do. Que expresa:

"Que desde luego se circulen oficios a las Provincias por Correos extraordinarios para que sin demora alguna se sirvan proceder a elegir Diputados o Representantes suyos, y estos concurran a esta capital a formar el Congreso que deba decidir el punto de Independencia y fixar, en caso de acordarla, la forma de gobierno y ley fundamental que deba regir".

Se ha escrito que Valle procedió en forma tendenciosa al redactar ese punto, porque la independencia había sido proclamada y jurada el propio día 15 de septiembre, y de consiguiente el Congreso que se reuniese que no tenía por qué fijarla "en caso de acordarla". Que el acuerdo de la independencia ya había sido tomado, y consiguiente en el acta se dejaba una puerta abierta a las posibles intentonas de negarle la validez legal. Por eso es que el punto 2do. Del acta se ha interpretado como que su redactor, Valle, dejó la puerta accesible a las maniobras de los españolistas que en la junta habían adversado la independencia.

Citamos las opiniones de distinguidos historiadores que han hilvanado sus comentarios en torno a la redacción del Acta d Independencia.

"José del Valle, al redactar el acta del 15 de septiembre, incurrió en una doblez. Valle con malicia reprobable y dejándose llevar de la pasión partidaria, antes que del sentimiento nacional,  torció la tendencia de uno de los capítulos y por lo cual las elecciones de diputados quedaban al arbitrio del partido gazista del cual era jefe el señor Valle". (Diario La Hora, 5 de octubre de 1956).

El investigador salvadoreño, doctor Hermógenes Alvarado h., reconociendo la habilidad de Valle expresa que

"El acta suscrita en aquel memorable 15 de septiembre de 1821, apreciada por los historiadores como base y principio de la nacionalidad centroamericana, fue redactada con mano hábil. Se logro calmar con ella la agitación del pueblo; pero la forma ambigua que se descubre en su texto, ha inducido a pensar, a más de alguno, que no contiene una declaración terminante y precisa de la independencia".

Otro historiador salvadoreño, Jorge Lardé y Larín, expone en su trabajo de incorporación como Académico de Número de la Academia Salvadoreña de la Historia (1953), que

"Claramente se advierte que el sabio don José Cecilio del Valle no puede figurar como prócer de nuestra independencia y claramente se advierte también, que aunque reconoció la necesidad y justicia de su proclamación -indudablemente impresionado por los gritos del pueblo que exigía la separación definitiva de España-, él recomendaba como jefe nato y conspicuo del partido monarquista -aristocrático y esclavizador-, que se pospusiera el glorioso pronunciamiento de la libertad política.

A estas opiniones desfavorables a Valle se suman otras de crítica personal, un tanto implacables, de escritores guatemaltecos. Clemente Marroquín Rojas expresa que:

"Valle es el hombre de las esperas, de las treguas, de los que piden tiempo al tiempo y que, en el fondo, es más aristócrata que los marqueses de Aycinena".

Agudizan más su crítica para Valle estos conceptos de Federico Hernández de León:

"Frente a Arce se erguía la figura desagradable de don José Cecilio del Valle, conservador, aristócrata y servil. Del Valle es el prototipo del españolizado, muy metido dentro del circulo de los aristócratas, en donde no cupiera, si no en fuerza de sus renunciaciones y aquiescencias".

En contra posición a los juicios transcritos, hallamos en el Boletín informativo ODECA -junio de 1956- la siguiente opinión:

"Jose Francisco Barrundia, escritor fogoso y vehemente patriota centroamericano del siglo diecinueve, uno de los más limpios próceres de la independencia nacional de 1821, escribió lo siguiente sobre José Cecilio del Valle: ´Su cabeza fue una luz, su boca fue el órgano de la elocuencia en la tribuna, sus escritos la honra de la patria y de las ciencias´.

Al juicio anterior, tanto más valioso cuanto que se trata de un contemporáneo y antagonista político de Valle, quien lo pronunciara, se han sumado a través de más de un siglo, numerosas opiniones (desde las de Monteagudo en 1825 hasta la de Pérez Cadalso en 1954) en torno a la figura de este sabio centroamericano, todas contestes en  justipreciar el pensamiento macizo y visionario del autor del Acta de la Independencia, pensamiento que todavía tiene vigencia en el continente americano".

Como puede apreciarse por lo transcrito, la figura, en lo relativo al prócer del Valle, sigue en el palenque de las discusiones. Diríase que los historiadores centroamericanos no han logrado llegar a conclusiones exactas sobre su personalidad, toda vez que a más de 140 años de la independencia de la América Central persisten las opiniones en pro y en contra para ese varón, suceso que mantiene en las juventudes que se educan en una incertidumbre que se prolonga; la sed de conocer a fondo, sin odios ni rencores, los valores de los hombres de nuestra independencia, que combatidos o glorificados en rigor de verdad se propusieron legarnos una patria libre.

José Cecilio del Valle nació en Choluteca, Honduras, el 22 de noviembre de 1780. Hijo de don José Antonio Díaz del Valle y de doña Gertrudis Díaz. Falleció en Corral de Piedra, Guatemala, el 2 de marzo de 1834, cuando se dirigía a la capital.

Su ausencia definitiva dejó un gran vació en el círculo de los elementos del partido Conservador que en esa época libraba una enconada campaña contra sus adversarios. Fue también muy sentida su muerte en las agrupaciones formadas por los españolistas que tenían en él al sabio consejero, al varón que sin incurrir en dilatorias les señalaba el camino adecuado para resolver o suavizar sus problemas. En el congreso mexicano se distinguió en sus discursos en favor de la Independencia absoluta de Centro América; después sirvió importantes cargos públicos en Guatemala, hasta la hora de su muerte.

Arturo Valdés Oliva
Breves apuntes sobre la Independencia
Editorial "José de Pineda Ibarra"
Ministerio de Educación Pública
1969

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