miércoles, 19 de febrero de 2014

Tecún Umán, Lucha y Tránsito Glorioso



TECÚN UMÁN, LUCHA Y TRANSITO GLORIOSO

También concurren la afirmación española y la afirmación indígena a dar testimonio de la heroica lucha de Tecún Umán y su glorioso holocausto en defensa de la tierra; allí en los llanos de Olintepeque, donde la leyenda tiñó de sangre el río. Xequijel es el nombre, cruento recuerdo del oleaje que puso un manto de púrpura sobre los hombros de los guerreros quichés; no tenían la estrategia, ni las armas del conquistador, pero sí el mismo corazón esforzado y técnicas astutas, la experiencia de rivalidades orgullosas y guerras tribales, cuando se tiraron los huesos de sus parientes frente a las grandes casas, cuando bebieron la chicha embriagante en los cráneos de sus enemigos; acaso la división fue el arma negativa que decidió su vencimiento; pero fueron valerosos y grandes en la lucha, como fueron ingeniosos bajo el sol de la paz.

Su gran capitán, cuando aun no se escribía nuestra historia, quiso evitar mayor efusión de sangre; de ahí su reto, de ahí su combate singular con el caudillo de los españoles; su valeroso ánimo y su patriótica entrega darían luego pábulo a la imaginación para levantarlo en las alas de la leyenda; por algo fuera el quetzal su doble en la naturaleza, su alter ego totémico, su nahual, como dicen aún los quichés. Jamás vieron los españoles un jefe adornado con tal profusión de plumas, y tempranamente surgió la leyenda de que la escarapela roja que lleva el quetzal en el pecho, es el recuerdo de haber caído el ave maravillosa sobre el pecho sangrante de Tecún Umán; ahora lleva el quetzal en su pecho la mortal herida, o mejor dicho, la herida que lo hace inmortal.

El Titulo de los Señores de Otzoyá refiere, en forma un poco mística ya, la lucha entre Tecún Umán y Tonatiuh, quien se adelantó para probarse en singular combate con un hermoso capitán indio, que estaba todo adornado de plumas de quetzal. Tecún Umán usaba una lanza, no corriente, sino mágica, de espejuelos... levantó el vuelo, convertido en una águila o quetzal, y con su lanza logró matar al caballo de Pedro de Alvarado; mas viendo que su enemigo permanecía en pié, volvió sobre él con renovado brío... pero fue muerto, traspasado por la lanza del conquistador. De una lanzada en el pecho cayó muerto nuestro héroe, e inmediatamente, -según relata Fuentes y Guzmán- hubo tal furia entre las huestes indígenas y dieron tal batalla para vengarlo, que "asombraron al sol con vara, flecha y piedras, por grande rato de reñidísimo combate". El propio Alvarado rindió tributo de admiración al gran capitán de los quichés.

...Y luego el capitán Tecún alzó el vuelo, pues venia hecho águila...

He aquí las palabras textuales de la leyenda indígena: "...Y luego el capitán Tecún alzó el vuelo, pues venia hecho águila, lleno de plumas, que venía desde su pueblo así, y traía alas y plumas por todo su cuerpo, también traía tres coronas en una: la una era de oro, la otra de plata y la otra d perlas, de diamantes y esmeraldas. El cual capitán venia de intento a matar al Tonatiuh don Pedro, que venia a caballo y le quito la cabeza con su lanza. No era lanza de hierro si no de espejuelos (y todo esto que hacía era por magia) y como vio el capitán Tecún que no había muerto el Adelantado, sino su caballo, alzó vuelo por segunda vez para arriba, para desde allí venir con la mayor fuerza a matarlo, a donde el Adelantado lo aguardó con su lanza y lo atravesó de medio a medio y mató al capitán Tecún, adonde acudieron dos perros. No tenían pelos, sino que eran pelones, le echaron garra estos perros a este indio para hacerlo pedazos y como vio el Adelantado esto, que era muy galán este capitán indio, y como traía tres coronas de oro, plata, diamantes, esmeraldas y perlas, llegó a quitárselo y defenderlo de los perros, y lo estuvo mirando muy despacio, y estaba lleno de plumas del quetzal muy lucidas, por eso le quedó el nombre a este pueblo Quetzaltenango, porque aquí en este sitio sucedió la muerte de este capitán Tecún..."

En otros manuscritos se relata la muerte de Tecún Umán con idéntica mención a sus poderes mágicos y de su nahual; así en el de Francisco García Calel Tzumpam, se dice que voló convertido en águila o en quetzal, "como acostumbraba hacerlo"; y Fuentes y Guzmán concluye: "parece que el nombre de este príncipe era Tecún-Umán, y los apellidos Tanub y Zaquechul". La Isagoge Histórico Apologética -manuscrito anónimo de un dominico del siglo XVIII- registra el siguiente texto: "Dicen que el rey del Quiché Tecún Umán, era grande brujo y que volaba por sobre todos los ejércitos en forma de un pájaro que llaman Quetzal", expresión que aun pudiendo llevaría implícita la duda de que el cacique indígena pudiera transformarse en ave, es trasunto del nahualismo de los mayas-quichés, por muchos observado y comprobado por las más serias investigaciones etnológicas. Otra fuente es la Décima tercia relación de la venida de los españoles y principio de la ley evangélica, por don Fernando Alva Ixtlilxochitl, quien relata la salida de Alvarado para sujetar a los de Quahtemalan, Otatlán, Chiapan, Xoconusco y otras provincias, y cómo "fueron sobre Quetzaltenango"; en cuenta dice: "...Tuvieron una guerra muy reñida; mas luego los vencieron y fueron tras ellos, y en el alcance mataron infinitos de los que huían, y prendieron al general, que era uno de los cuatro señores que había en aquellos tiempos en Otatlán. También murieron muchos de los nuestros y algunos españoles".

Historia y leyenda se entrelazan después, para suponer un dialogo entre los dos campeones, previo al singular combate que libraron. Se refiere que el Adelantado inquirió del jefe indio "si quería darse por paz y por bien", y que Tecún Umán respondió altanero, negativamente; "más bien quería poner a prueba el valor de los españoles"; frase recogida por varios historiadores con un regusto prestado al romancero español, rimando por una parte la gallardía de los jefes hispano e indígena, y por la trilogía dramática de reto, combate y muerte, con las tres coronas del héroe Tecún Umán.

También en otra forma, simbólica y legendaria, recogió y mantuvo la tradición oral el recuerdo del combate entre Tecún Umán y Pedro de Alvarado: el etnólogo Franz Termer, refiere como producto de su investigación en 1925, que "por Olintepeque, en cuya vecindad se hacen sacrificios, un bloque de andesita que llama la atención, es denominado el tambor de Tecún Umán , recordando el combate de este jefe de los quichés contra don Pedro de Alvarado en esa planicie de Quetzaltenago. Los indígenas creen que la espada de Alvarado esta enterrada allí". Una alusión gemela distingue a una roca cercana a Totonicapán, a la cual -según Termer- se da el nombre de Kojon-navaj -roca del tambor- y en la que -dicen los indígenas- se halla escondido el tambor del ejército español; simbología impresionante, por la importancia que dan al tambor nuestros indígenas, y que no solo encierra una coincidencia mental sino concurre a la evidencia del recuerdo tradicional de la lucha entre ambos caudillos.

En fin, hasta hace algunas décadas, había memoria del sitio en el que los indígenas creían que había caído muerto Tecún Umán, y arrojaban allí, al pasar una rama fresca de algún árbol, como ofrenda, hasta que, secas y amontonadas, eran removidas por alguien para dejar limpio el sitio y libre para seguir recibiendo tan sencillo y conmovedor homenaje.

David Vela
Temas Cívicos
Editorial José de Pineda Ibarra
Ministerio de Educación Pública
1962

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