Linaje e Historia del Quetzal
Se ha dicho que América no posee una familia de pájaros tan extensa y ornamentada como los faisanes o las aves del paraíso del Viejo Mundo; pero se advierte que el grupo de los trogónidos rivalizan con aquellos por el brillo metálico de su plumaje, siendo notable en los machos el esplendor y contraste de sus colores; y que entre los trogónidos sobresale el quetzal, superior al faisán y al ave del paraíso.
Los ornitólogos colocan al quetzal entre los seis pájaros más hermosos del Nuevo Mundo; y entre éstos le adjudican el más alto rango, no solo por su extraordinaria belleza, sino por la dignidad y la antigüedad de su leyenda, unida a la cultura más original y avanzada de la época precolombina, y por la amplia difusión de sus valores; como un pájaro magnífico y como un símbolo de esplendente valor moral.
Figura el quetzal en el escudo de armas de Guatemala, por decreto numero 33, que firmo el General Miguel García Granados, "como símbolo de la independencia y la autonomía de la Nación", "Al escoger al quetzal como emblema de la Nación __dice el naturalista Alexander Skutch__ los guatemaltecos hicieron una feliz elección; una criatura oriunda del país, decorativa, simbólica y agradablemente distintas a las aves de presa, bestias y dragones mitológicos que adornan los escudos de otras naciones".
El mismo autor dice que no cede en nada al águila caudal o al león rampante, con su propia leyenda para ilustrar su nobleza y reflejar la del pueblo que representa... Es algo mas que el representativo de un bello país contemporáneo, asociado a la antigua vida del continente; ningún otro pájaro se adentra tanto en la historia, ni vuela tan alto en la leyenda.
La primera mención europea, se halla en el informe del licenciado Palacios a la Corona, a 8 de marzo de 1576; hablando del jefe indígena en el Reino de Guatemala, dice: "traía en la cabeza una diadema, y a veces mitra, labrada de diferentes colores, y en las colas della, un manojo de plumas muy buenas, de unos pájaros que hay en la tierra, que llaman quetzales".
Y la primera observación de un naturalista, es la de fray Francisco Ximénez en 1722, quien en su Historia Natural dice: "Esta es una de las más hermosas aves que tiene aquesta América, y que si se pudiera conservar en una jaula fuera como para la casa de un rey. Es de tamaño de una paloma, es verde y entre azulados y encarnados, tiene una montera en la cabeza, o diadema que la hermosea mucho, y las plumas de su cola son como de vara y cuarta, de un verde esmeralda entreazulado, y son muy vistosas y de mucha estima, y las usan los indios en sus bailes...".
"Si se pudiera conservar en una jaula" el quetzal, anota el cronista Ximénez; de modo que ya en el primer cuarto de siglo diez y ocho se reconocía que el quetzal de Guatemala no podía vivir en cautiverio. Agrega que abundan en las Verapaces y que "los nidos los hacen con dos puertas, por la una entran y salen por la otra, porque no se les maltrate la cola, que es su mejor adorno".
Pero esa observación no se ha comprobado, aunque se trata de una afirmación inmemorial, arraigada en el pueblo y que nadie contradice; pero en Costa Rica se han visto nidos con un solo orificio y al quetzal cubriéndolo con las plumas de la cola dobladas hacia adelante, Sin embargo, la especie costarricense tiene menos larga la cola.
El quetzal aparece descrito por los primeros historiadores de la conquista de Guatemala; y en la Biología Central Americana, Silvin y Godman se refieren a su antigua importancia como adorno de los jefes, diciendo que eran capturados vivos, despojados de algunas plumas y devueltos al bosque para que se conservara la especie, también llama la atención sobre numerosas representaciones del quetzal en monumentos arqueológicos.
Como escaseara el quetzal, o al menos dejara de verse conforme se talaban los bosques de las regiones mas accesibles del Reino de Guatemala, los ornitólogos llegaron a clasificarlo entre los pájaros fabulosos; hasta que a mediados del siglo XVIII se enviaron a diversos museos de Europa y a muchos coleccionistas, en forma que se habría quizá extinguido la especie, si no habitara en montañas apartadas y regiones boscosas inexploradas.
En honor del naturalista español José María Mociño, quien envió algunos bellos ejemplares a Carlos cuarto, se le dio al quetzal, por Pablo de la Llave, el nombre científico de pharomacros mocino, de faros, luz y macros, grande; tal el deslumbramiento que causaba la visión del quetzal, que se le llamaba luz grande, que es el hermoso resplandor cívico con que ilumina el escudo e armas de Guatemala.
También le dieron los científicos el nombre de calurus resplandens, o sea, fuego resplandeciente; por ser trogonida, el naturalista Gould lo llamó, con menos suerte, trogón pavoninus; y Luis Felipe Napoleón, suponiéndolo digno de figurar en el paraíso, lo clasifico como trogón paradisensis.
Aunque la familia de trogonidos se extiende ampliamente en América, el quetzal habita desde Chispas hasta el oeste de Panamá, es decir lo que fue el Reino de Guatemala, y aun en el istmo centroamericano presenta variaciones geográficas. particularmente en las dos áreas del altiplano separadas por las tierras bajas del rió San Juan y el lago de Nicaragua, siendo la especie norteña mas hermosa e indómita.
Habita las húmedas e inaccesibles florestas de esta zona subtropical, entre los cuatro y los nueve mil pies de altura sobre el nivel del mar; Guatemala es su cuna, y como símbolo de nuestra nación anida en el pecho de todos los guatemaltecos, y señorea nuestra historia y preside las aspiraciones cívicas de nuestro pueblo.
En nuestros bosques, anida el quetzal en troncos secos a gran altura, agregando los nidos del pájaro carpintero o cavando él mismo, en turno con su hembra, el nido en que esta depositará sus huevos, generalmente dos, de un color azulado; y también se turnan para incubarlos, dos veces diarias cada uno, en el termino de 17 ó 18 días.
El vuelo del quetzal es fuerte y directo, pero a la vez fácil y con ligeras ondulaciones, y más vivo cuando se levanta sobre los más altos árboles y, como un juego y alarde de sus alas, tranza grandes círculos arriba para descender en rápidas picadas. Se repite que es mudo, pero en realidad emite un grito suave y profundo mientras vuela, y tiene variaciones más armónicas si llama a la hembra en celo o a sus poyuelos; y el naturalista Skutch observa que la variedad mas bella es más armoniosa, al par que emite con las alas un sonido como de tambor.
En el Popol-Vuh, el quetzal aparece junto con la creación y aun antes, en la apariencia verde esplendente del Cucumatz, la serpiente emplumada, que es el nombre quiché del Dios maya Cuculcán y del divinizado civilizador Quetzalcoatl, y representación del fuego en los textos mayas de Chilán-Balam. Y en estos se alude al ritmo vivo de su vuelo, diciendo: "Será cuando brinque y dé volteretas el quetzal, el pájaro verde Yaxum, el ave de los señores".
Otras muchas alusiones al quetzal se encuentran en los libros de Chilán-Balam, como pájaro agorero, como ave de los señores, dominando la ceiba, el árbol sagrado. También aparece en los códices, o labrado en piedra, siendo muy similares un centro ceremonial de Yuxchilán, y un bajo-relieve de Palenque, representando al quetzal sobre un árbol estilizado.
Puede decirse que que es muy abundante en la escultura maya la representación del quetzal, habiéndose divulgado la preciosa estilización dibujada en una vasija policromada en Copán. En el Museo arqueológico de Guatemala figura una estatuilla de barro, antropomórfica, pero recubierta de plumas verdeazules, con pico de quetzal y dos quetzales realísticos echados al pie.
Tan enraizado en nuestra historia antigua, es natural que existan muchas leyendas sobre el quetzal. Doña Natalia Gorris de Morales recogió una sobre el nacimiento del maravilloso pájaro a saber; después de un diluvio que destruyo a la humanidad, brotaron unas mariposas azules, de cuyas alas nació un hermoso árbol; el Guayacán, cuya copa se vio coronada por un pájaro de maravilloso plumaje, verde y rojo, el bello quetzal.
El quetzal, aparte de que no puede vivir en cautiverio y representa por ello el espíritu de la libertad, era el nahual de Tecún Umán, doble espiritual o alter ego de nuestro héroe epónimo, y por lo mismo es el símbolo de nuestra independencia y preside la defensa de nuestra tierra. de ello dejaron constancia los mismos indígenas en sus manuscritos y nuestros primeros historiadores.
En el titulo de los Señores de Otzoyá, se refiere que Tecún Umán iba al frente del ejercito quiché, llevando alas y plumas por todo su cuerpo; que voló hacia Don Pedro de Alvarado y le mato el caballo con su lanza mágica; cuando vio que el conquistador estaba con vida, emprendió vuelo de nuevo, pero fue atravesado por la lanza del español.
Otra leyenda, o variante heroica de la muerte de Tecún Umán, refiere que mientras peleaba con Alvarado un quetzal revoloteaba sobre su cabeza y atacaba al mismo tiempo al conquistador, y que al caer muerto el caudillo indígena, también se desplomo el quetzal y cayo sobre su pecho, confundiendo con la sangre del patriota la escarapela roja que le adorna en el pecho.
De cualquier manera, existe la creencia indígena que el individuo y su nahual siguen la misma suerte; y los españoles admitían el poder mágico de los brujos, del mismo modo que creían que Santiago combatía a su lado. se cuenta que Alvarado se quedo mirando, muy despacio, el cuerpo de Tecún Umán, cubierto de plumas de quetzal, y dijo que era muy hermoso, y no permitió que se profanase su cadáver.
Alguna vez, la ambición de adornar los parques zoológicos con ave tan preciada, intento contradecir la leyenda de que el quetzal no admite el cautiverio, pero la especie guatemalteca, la más hermosa, no ha subsistido a pesar de los cuidados que se le prodigaban, en San Luis Misouri o en Chicago, donde en 1942 le construían una hermosa jaula que no llego a estrenar.
Parece que la especie del Sur _Pharomacros mocino costarricensis_ es menos indómita, y se precia de tenerlo el zoológico de Brooklyn, pero la especie es menos bella que la nuestra. Ni siquiera en Guatemala fue posible aprisionar alguna vez al quetzal; se recuerda que un ejemplar vivo, capturado después de que abría vencido a un quebrantahuesos, murió en el parque de La Aurora, tras breves días de cautiverio, y eso se tomo como profecía de la caída de la dictadura de Ubico.
También se ha rendido al quetzal el honor de figurar en los sellos postales de Guatemala, y los filatelistas contribuyeron a divulgar la prestancia del ave simbólica, por el precio que alcanzan las primeras estampillas con el quetzal en verde y rojo, particularmente un error muy codiciado, el del quetzal volteado.
En fin, lleva nuestra moneda el nombre del quetzal, y vuela en paridad con el dolar; (1) el nombre no alude a la rareza de los quetzales, pero si quizá a su sereno y firme vuelo, y se escogió porque desde inmemorial tiempo es Guatemala identificada como la tierra del quetzal.
David Vela
Temas Cívicos
Centro Editorial "José de Pineda Ibarra"
Ministerio de Educación
1962
Nota:
1. Favor considerar la época del articulo, a pesar de perder la paridad es una moneda muy estable.
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